lunes, 5 de abril de 2010

La pasión de Tokio Hotel

La adolescencia. Ese tiempo de pulsiones exacerbadas y pasiones
irrefrenables. Cuando los quinceañeros abrazan algo lo hacen con una
fidelidad que es el sueño de cualquier vendedor de discos. Es el caso de
los alemanes Tokio Hotel. Este cuarteto actúa el martes en el Palacio
de Deportes, pero hace 10 días que docenas de jovencitas acampan a las
puertas del recinto esperando ser las primeras en entrar. Eso no es lo
curioso, pasa siempre que se acerca a la ciudad un fenómeno para
jovencitas.
Lo raro es que no encajan en el prototipo habitual de
grupo de fans. Ni es un cantante melódico latino mueve caderas a lo
Bisbal, ni un grupo de chicos de baladas melosas a lo Take That. Ésta es
una extraña banda liderada por el ambiguo Bill Kaulitz, un chaval que
en septiembre va a cumplir 21 años y cuyo aspecto es una mezcla entre
Marylin Manson y Joan Collins. Lo que hacen es pop pico, a veces oscuro,
a veces con pretensiones rockeras, siempre con un aire a himno. El
secreto de su éxito estuvo en darse cuenta de que si su primer disco, de
2005 y cantado en alemán, había arrasado en los países de habla
germana, la cosa podía ir igual de bien en el resto del mundo. Dicho y
hecho: en 2007 se publica Scream, un álbum compuesto principalmente por
temas de sus dos discos anteriores pero en inglés, y en 2009 se editaba
su último disco de estudio hasta la fecha, Humanoid, que es el que traen
ahora para disfrute de la chavalada.

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